¿Dónde pueden esparcirse las cenizas de un difunto?

El fallecimiento de un ser querido es, sin duda, uno de los momentos más dolorosos que los seres humanos experimentan a lo largo de su vida.

Ante este hecho, las familias tienen la opción del enterramiento del cadáver o proceder a su incineración en un horno crematorio. Esta última elección va creciendo exponencialmente en España. No en vano, nuestro país es el que cuenta con un mayor número de hornos crematorios en todo el territorio europeo.

 

Pero, ¿qué hacer con las cenizas de un difunto? 

Es, sin duda, una pregunta que surge más frecuentemente de lo que se cree. Muchas personas optan por colocar la urna con las cenizas de su ser querido en su hogar. Esto suele resultar algo más reconfortante, por la cercanía con el fallecido, y puede contribuir en el proceso del duelo.

Otros prefieren emplear las cenizas en la elaboración de joyas o complementos, para así poder llevar consigo a sus seres queridos en todo momento.

Si bien, con frecuencia, la opción más deseada suele ser esparcir las cenizas del fallecido. 

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¿Pueden esparcirse las cenizas de un difunto?

En nuestro país, esparcir las cenizas de una persona fallecida es una acción bastante limitada, regulada y con una serie de requisitos.

Si los familiares del difunto desean esparcir sus cenizas en el mar, deben tener en cuenta unas consideraciones al respecto. 

En primer lugar, es necesario saber que sí es legal esparcirlas en el mar, pero no en la vía, lo que está sancionado. Además, es imprescindible disponer de una autorización expresa de la Dirección General de Marina Mercante y, la decisión última dependerá en todo caso, de la Comunidad Autónoma respectiva. Generalmente, a las empresas suele suponerle más sencillo el acceso a estos permisos. 

Por tanto, quizás es aconsejable tener en cuenta una compañía funeraria que ofrezca, entre sus servicios, el de esparcir las cenizas en el mar.  

 

¿Qué requisitos debo reunir para esparcir las cenizas de un difunto en el mar?

Además de disponer de la autorización pertinente del Ministerio de Fomento, en España es necesario, además, disponer de una urna biodegradable homologada, en cuyo interior se depositarán las cenizas del difunto.

La acción de esparcir las cenizas se realizará con la urna, es decir, debe arrojarse la urna biodegradable con las cenizas al mar. Esta urna irá desintegrándose, sin resultar nociva para el medio ambiente.

Otros aspectos legales para esparcir cenizas de un difunto

En base a la legislación vigente, jamás deben abandonarse urnas no degradables. El esparcimiento de cenizas está, en cualquier caso, totalmente prohibido en vías y zonas públicas.

La legislación española no regula el esparcimiento de cenizas en campos o bosques si bien ha de realizarse, en cualquier caso, en una urna biodegradable. Lo contrario puede constituir un delito medioambiental. Además, existen localidades con ordenanzas que pueden regular este aspecto prohibiéndolo o, en caso contrario, dando luz verde para ello.

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Urnas biodegradables con “vida”

Una de las opciones que más popularidad han ganado en los últimos tiempos son las urnas biodegradables. Estas urnas están elaboradas con papel o cartón, y no constituyen problema o toxicidad alguna para el medio ambiente. Por tanto, son plenamente aptas para poder enterrarlas en el medio natural, jamás en una vía o zona pública.

Algunas de estas urnas poseen en su interior una semilla. Una vez se entierra, las cenizas actúan como abono, desarrollándose una especie vegetal (un árbol o una planta). Se trata de una opción que permite “dar una segunda vida” a las cenizas del difunto.

 

¿Qué son los bosques de cenizas?

Los bosques de cenizas son un recinto o finca donde es posible enterrar las cenizas de los difuntos. Cuentan con la peculiaridad de que los familiares pueden enterrar la urna biodegradable bajo un árbol o enterrar esta urna con semilla. Estas cenizas se integran en el entorno al cabo de poco tiempo, gracias a la capacidad de desintegración de la urna. 

El bosque de cenizas de Sant Tomàs de Fluvià, en Girona, o el ubicado al norte del cementerio de Córdoba, son ejemplos de estos bosques.

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