Una morgue o depósito de cadáveres es una instalación, ya sea una sala o habitación, destinada a la estancia de los cuerpos de las personas difuntas para su preparación previa a los ritos funerarios. Para asegurar la preservación y el correcto estado de estos durante su estancia allí, las instalaciones de este depósito deben reunir una serie de características de refrigeración.
¿Qué debe tener una morgue o depósito de cadáveres?
Cada morgue cuenta con salas o cuartos destinados a la recepción y almacenamiento de los cuerpos. Cada una de ellas debe estar correctamente refrigerada y, en función de sus condiciones térmicas, se clasifican en dos tipos: de temperatura sobre cero y de temperatura bajo cero.
Además, disponen de un equipamiento especializado consistente, por ejemplo, en mobiliario y equipo especializados para el trato y manipulación de los cadáveres.
¿Cuál es la finalidad de un depósito de cadáveres?
Los depósitos de cadáveres o morgues son utilizados, principalmente, para la acogida, almacenamiento y conservación adecuadas de los cuerpos de las personas fallecidas, así como su tratamiento, para su posterior inhumación, incineración o, en el caso correspondiente, autopsia judicial.
¿Cuáles son los tipos de morgues que existen?
En una morgue o depósito de cadáveres podemos diferenciar dos tipos de instalaciones, o cuartos fríos, destinados a la conservación de los cuerpos: de temperatura sobre cero y de temperatura bajo cero.
- De temperatura sobre cero: En ella, los cadáveres se mantienen a una temperatura que oscila entre 2 y 4 grados. En estas salas, no se impide la descomposición de los cuerpos, si bien, esta es inferior a la que se produciría en temperatura ambiente.
- De temperatura bajo cero: Se mantiene a los cuerpos a una temperatura desde los -10 a los -50 grados. El cadáver queda completamente congelado y la descomposición es prácticamente inapreciable. Este tipo de condiciones son utilizadas especialmente en institutos forenses.
¿En qué instalaciones deben existir los depósitos de cadáveres?
La mayoría de las morgues o salas frías existentes en España se reparten en hospitales y tanatorios. El caso de los hospitales es evidente, ya que inevitablemente mueren cientos de personas cada día en los hospitales de nuestro país. En el periodo de tiempo que transcurre, desde que se produce el fallecimiento hasta la recogida del cuerpo por parte de la funeraria. Es necesaria la existencia de un lugar adecuado que posibilite su correcta conservación.
Aunque su función principal es la de la acogida y conservación temporal del cadáver, es posible encontrar otras funcionalidades para los depósitos y morgues.
Son especialmente relevantes en el caso de los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses. En estas instalaciones, su función es especialmente específica, si bien en casos extraordinarios, pueden recibir cadáveres de difuntos por causa natural. Un ejemplo de estas circunstancias extraordinarias fue la experimentada en las primeras semanas de la pandemia de la COVID-19, que saturó salas frías y depósitos de hospitales y tanatorios.
¿Cuál es el origen de las morgues o depósitos de cadáveres?
El término morgue, etimológicamente, procede de la lengua francesa medieval. Significa, literalmente: “mirar solemnemente”. Y es que, en sus orígenes, este concepto no se asociaba a los cadáveres, era más bien relacionado con las prisiones.
Esto se debe a que era el espacio donde trasladaban a los nuevos prisioneros para que fuesen reconocidos por los carceleros. No fue hasta el siglo XV cuando se le otorga el concepto que tienen hoy.
Tiene su origen en el Grand Châtelet: una fortaleza construida en la margen derecha del río Sena, en París, cuya finalidad era servir de almacén de los cadáveres no reconocidos hasta su identificación. Este edificio fue derruido por disposición de Napoleón, siendo construido uno nuevo, y para la misma finalidad, bajo el nombre ya definitivo de “La Morgue”.
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